Seguimos con la Crónica de Munich, y en este caso preparamos el final de Changeling, con una sesión que dio bastante que hablar y que pese a que no tuvo demasiada acción, si fue bastante intensa.
De vuelta con nuestros protagonistas
féricos, Urgir y Tristán fueron a hablar con el Barón por unos
asuntos, mientras el sátiro Ailé acudía a la posada donde se
encontraría con Anabelle. Allí mantuvieron una conversación en la
que el sátiro le contó varios asuntos recientes, obviando algunos
datos importantes.
Pasó un día más y los Changeling se
disponían a volver al Ensueño cuando se encontraron con Frank, el
sidhe rebelde. Éste venía a comunicarles que pronto, el 1 de Marzo,
empezarían las festividades del fin del Invierno, y que los 12
querían aprovechar la fiesta de inauguración para denunciar al
barón. Por lo tanto, querían saber si podían contar con su
testimonio y su apoyo.
Urgir y Tristán asintieron en nombre
del Círculo y volvieron al feudo. Por su parte, Periwink se dedicó
a escribir algunas cartas que entregaría a sus compañeros.
Así pues, llegó el día de la
celebración y una tormenta como hacía años no se veía cubrió los
cielos de Munich. Viajando en esta terrible oscuridad, el grupo
partió hacia la representación férica de la ciudad y tuvieron que
huir y protegerse de las pesadillas que poblaban ese día el camino.
Afortunadamente Koch había enviado
guardias a vigilar la llegada de sus ciudadanos y pronto fueron
asistidos por algunos de estos, que les ayudaron a llegar. Finalmente
llegaron a la mansión del barón y entraron en la fiesta, donde
reconocieron a varios Changeling de la zona. Hubo algunas charlas,
algo de tensión, y finalmente el barón apareció junto a Fagó, a
Moomtu el Eshu, y Gwyvern, el sidhe extranjero.
El barón habló con un breve pero
firme discurso, en el que presentaba la cercanía del cambio de
estación, alababa el valor de su gente y apremiaba a seguir luchando
por el ensueño. En ese momento, a la palabra de “¡Embustero!”,
Frank se adelantaba y criticaba las acciones del barón, entre las
que citó interactuar con seres de la banalidad como son los
Condenados. En ese momento, señaló al Círculo para que
atestiguaran pero lo que ocurrió mucha gente no se lo esperaba.
Periwink y Sally afirmaron que el barón
les había mandado atacar a unos Vampiros, pero que era con gran
razón y que no debían poner en duda su confianza. El resto más o
menos apoyó esa idea, dejando a Frank como único objetivo de la ira
del Sidhe. Éste mandó a su guardia apresarlo, pero el otro salió
corriendo de la mansión.
Koch y Fagó entraron de nuevo en las
habitaciones, donde Tristán fue a investigar. Parece que el Troll
debía preparar una unidad para perseguir a los 12 si planeaban
volver a rebelarse. La pooka intentó varias veces hablar con su
mentor, pero éste parecía no querer saber nada de ella.
El sátiro fue a buscar a Anabelle, que
se despidió de él diciendo que debía avisar a la Reina de lo que
había pasado. Con una extraña sensación en el cuerpo de todos los
asistentes, la fiesta rápidamente perdió fuerza y la gente fue
volviendo a sus hogares, o a algún refugio temporal en el que pasar
la oscura noche.
Nuestros protagonistas, algo azorados
por los eventos recién acontecidos, terminaron todos en la posada de
la Ciudad, sin saber muy bien qué harían al día siguiente.
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